Mis condolencias, y punto

Sabemos que esta vida está llena de putadas adicionales a las que trae ya de pro sí. Y es normal, hasta cierto punto, sentir empatía hacia el prójimo que sufre. Lo que ya veo un tanto exagerado, es esa clase de gente que personalizan las penurias ajenas hasta tal punto que parecen padecer aún más ue los directos implicados.

Que si tal persona está desparecida(sin ser de su familia), que si fulanito la palmó joven(sin ser allegado directo), que si hay tanta gente en el paro(tú también totorota, preocúpate de encontrar empleo tú), y así un largo ecétera de plañidera gratuíta.

¿Es un fenómeno de neo masoquismo? Personalmente prefiero el sadomaso para labores de dormitorio, pero, gustos sexuales aparte, ¿a qué se debe esta implicación desproporcionada? ¿No es más facil hacer constar que lo sientes, y a otra cosa? No quisiera, eso sí, que se me tomara por un superficial o un insensible, pero creo que los propios problemas de un@ ya son más que suficientes como para querer más caldo. Y, curiosamente, estas personas de las que hablo suelen estar siempre en la peor de las situaciones para compadecerse u ofrecer ayuda. ¿Por qué sucede esto?

Yo no soy psicólogo(ni ganas de serlo) pero por las pocas nociones de psicosociología que tengo, diría que este hecho pudiera(o pudiese) deberse a dos motivos básicos:

-Un victimismo solapado: esto es, como no nos atrevemos a exponer nuestras propias miserias, pues queda fatal cara a la galería, nos explayamos con la preocupación ajena, que eso siempre vende mucho. En el ínterin, también podría tratarse de un consuelo basado en las desgracias de otr@s, pero eso, ni se te ocurra reconocerlo, ni a tí mism@.

-Una forma subliminal de complejo de superioridad: sí, amig@s, han leído bien. Por mor de un complejo de superioridad(que a la postre no es más que un complejo de inferioridad vestido de etiqueta) la persona adquiere un "altruísmo inspirado por la divinidad" que le induce a compadecerse e intentar ayudar a todo quisque, ya que "ha tomado conciencia de que esa es su misión en la vida". Pues buena suerte, Boddhisattva...

En cualquiera de los dos casos, sigo abogando por la prudencia, a todos los niveles. Y, aunque no soy partidario de los libros de autoayuda(son un arma de más de dos filos, créanme), debo reconocer que un pasaje que oí decir a un conocido sobre el libro "Las claves del éxito", tiene toda la razón del mundo. Rezaba así:

"Ah, por cierto. Si es usted de las personas que suelen contar su vida, sepa que:

-Al 80% de las personas que le están escuchando, no les interesa lo más mínimo lo que les cuenta.

-El 20% restante se alegrará de que le vaya mal."

Creo que lo mismo es aplicable a la desgracia ajena, así que, cuando a alguien no allegado le vaya mal... Mis condolencias, y punto.