Historia de mi Ciudad
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Historia de mi Ciudad
La historia de Écija es tan amplia como su riqueza artística. La fundación de la ciudad se sitúa hacia el siglo VIII antes de Cristo, en el ámbito de la civilización tartésica. Hasta la conquista romana, hacia el 200 a. C., se trató probablemente de un pequeño poblado turdetano de cabañas, emplazado en la ligera elevación junto al río Genil conocida hoy como Cerro del Alcázar o de San Gil (“El Picadero”).
Hacia el 14 a. C., en época de Augusto, se fundó junto a ese poblado la Colonia Augusta Firma Astigi, que fuera capital de uno de los cuatro "conventos jurídicos" de la provincia romana de la Bética y una de las más importantes ciudades de Hispania. A su importancia estratégica sobre la Vía Augusta y junto al cauce del Genil o Singilis, antiguamente navegable hasta la ciudad, se unía la preeminencia de Astigi en el sistema de producción y exportación a larga distancia del aceite de oliva por todo el Imperio romano.
Desde entonces ha sido una de las principales ciudades de la actual Andalucía: por ejemplo, fue sede sede episcopal entre los siglos VI y XI, capital de provincia en el Emirato y Califato de Córdoba y ciudad de realengo desde la Baja Edad Media.
La población actual se encuentra asentada sobre la vieja ciudad romana: es frecuente encontrar restos romanos de importancia y magníficos mosaicos, al igual que yacimientos arqueológicos de todas las épocas en su extenso término municipal, de casi 1.000 km².
Durante el periodo de al-Ándalus el nombre evolucionó en Istiya o Astiya, y la población fue siempre considerada como "ciudad rica", entre otras razones por la facilidad de regadío proporcionada por el río Genil. Uno de los sobrenombres árabes de la Écija andalusí era Madinat al-qutn, "la ciudad del algodón". De esta época data el recinto amurallado, con torres albarranas a la manera de las fortificaciones almohades.
Siendo ciudad hispano-visigoda, tuvo vital importancia, cuando desembarcaron las primeras tropas musulmanas de manos del lugarteniente Tarik. Tras la batalla del Guadalete, hubo otra resistencia de partidarios del rey visigodo Rodrigo en Ecija, por el cual tuvieron un enfrentamiento en los que hoy es conocido como la fuente de los cristianos. Una vez vencidos los musulmanes no tuvieron alguna resistencia mas, y tomaron Córdoba y tras ella Toledo.
La conquista castellana fue llevada a cabo por Fernando III en 1240. Tras la conquista se instalaron en Écija numerosas e ilustres familias castellanas. La fertilidad de la comarca y su nueva posición fronteriza con el reino de Granada hicieron posible un notable desarrollo económico y social.
Enrique III le concedió fuero propio en 1402. Los primeros gremios se organizan a partir del siglo XVI y alcanzan su máximo esplendor en el XVIII. Debe mencionarse la importancia que adquiere en la comarca de Écija la cría de caballos de pura raza española, anglo-árabe e hispano-árabe, actividad que se mantiene en la actualidad.
Su desarrollo económico se refleja en la gran cantidad de construcciones religiosas y civiles comprendidas entre los siglos XII y XVIII. El siglo XVIII es considerado el "siglo de Oro ecijano", debido a su riqueza económica y artística. En 1755 las torres de la ciudad fueron dañadas por los efectos del terremoto de Lisboa.
Écija esta considerada como la "ciudad más barroca de Andalucía", gracias a los principalmente al anteriormente destacado "siglo de oro", de hecho fue tal la influencia de este arte en las construcciones de la época, que se llegó a crear el llamdo "barroco ecijano", del cual existen evidentes muestras en edificios eclesiásticos y de la alta burguesía.
Durante la guerra de la Independencia, las iglesias de Écija sufrieron los saqueos del ejército francés.
La ciudad fue declarada Conjunto Histórico-Artístico en el año 1966.
¿Conoces la historia de tu Ciudad? ¿te atreves a contarla?
Re: Historia de mi Ciudad
Extraído de la Wikipedia, que es el artículo así como más serio y riguroso que he visto:
Historia
Fundación
Los orígenes fundacionales de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria se remontan al año 1478, concretamente al 24 de junio (día de San Juan), momento en el cual Juan Rejón, capitán de la Corona de Castilla, inicia la conquista de la isla de Gran Canaria. Ésta comenzó en la desembocadura del barranco de Guiniguada, donde asentó el El Real de Las Palmas, donde hoy es el barrio de Vegueta.
La lucha se prolongó por un periodo de cinco años, costando un gran número de vidas, sobre todo en el lado aborigen, que carecía de medios suficientes para defenderse frente a los ejércitos mandados por los Reyes Católicos. Aun así, la resistencia fue feroz. El final de la conquista llegaría en 1483, con la incorporación de la isla a la Corona de Castilla por parte de Pedro de Vera, quien logró el sometimiento de los aborígenes de Gáldar en la zona noroeste de la isla.
En 1485 se traslada la diócesis desde El Rubicón hasta el Real de Las Palmas. La importancia de la ciudad crecería paulatinamente, constituyéndose el Obispado de Canarias, el primer Tribunal de la Santa Inquisición, la Real Audiencia de Canarias y la residencia de Capitanes Generales de Canarias. Aunque capitalidad tal y como se entendió en el siglo XIX no existió en el Archipiélago, dada la Residencia del Capitán General se puede considerar que fue capital de Canarias durante parte de los siglos XVI y XVII; después, aunque sin significado jurídico y real, continuó siendo considerada capital honorífica del Archipiélago Canario.[2]
Prueba de la importancia que fue adquiriendo la urbe es la escala que realizó Cristóbal Colón en agosto de 1492 para efectuar unas reparaciones en el timón de la nave Pinta, además de cambiar el velamen original de La Niña (las velas triangulares por unas cuadradas, hecho que la convirtió en la carabela más rápida de la expedición), antes de partir hacia La Gomera. Ésta fue la penúltima escala antes del descubrimiento de América.
Durante estos primeros siglos de vida, la ciudad se convirtió en un punto muy activo económicamente, debido sobre todo al comercio de la caña de azúcar. En el siglo XVII se produjo una recesión a causa del freno que sufrieron las exportaciones agrarias tanto a América como a Europa. Durante la época de esplendor se asistió a numerosos ataques piráticos, que se prolongaron en el tiempo hasta el siglo XVIII.
Los Ataques Piratas
Castillo de La Luz.Desde finales del siglo XV, la ciudad se hallaba defendida sólo por una fortaleza, enclavada en las montañas de la península de La Isleta. Este fortín, a cinco kilómetros de la urbe, en las inmediaciones de donde hoy se levanta el Castillo de la Luz, era el más próximo para asistirla en caso de ataque. Tal precariedad defensiva se mantuvo hasta los últimos decenios del siglo XVI, cuando ya se había hecho notar la amenaza de corsarios y flotillas extranjeras. Desde entonces se empieza a dotar a la ciudad de un sistema de fortificaciones más apropiado. Así, se levantaron pequeños baluartes en el litoral, de los que ha llegado hasta nuestros días el Torreón de San Pedro Mártir, conocido popularmente como Castillo de San Cristóbal, del año 1577. De esta misma época datan las murallas que cerraban la ciudad por sus flancos norte y sur, que vinieron a marcar los límites a su expansión urbana. Aún hoy se conservan algunos restos de ellas, justo en las cercanías del llamado Castillo de Mata, en proceso de restauración para convertirse en futuro museo de la ciudad.
Ah...mi ciudad del Cielo y del Mar...
El tostón completo en este enlace
http://es.wikipedia.org/wiki/Las_Palmas_de_Gran_Canaria
Historia
Fundación
Los orígenes fundacionales de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria se remontan al año 1478, concretamente al 24 de junio (día de San Juan), momento en el cual Juan Rejón, capitán de la Corona de Castilla, inicia la conquista de la isla de Gran Canaria. Ésta comenzó en la desembocadura del barranco de Guiniguada, donde asentó el El Real de Las Palmas, donde hoy es el barrio de Vegueta.
La lucha se prolongó por un periodo de cinco años, costando un gran número de vidas, sobre todo en el lado aborigen, que carecía de medios suficientes para defenderse frente a los ejércitos mandados por los Reyes Católicos. Aun así, la resistencia fue feroz. El final de la conquista llegaría en 1483, con la incorporación de la isla a la Corona de Castilla por parte de Pedro de Vera, quien logró el sometimiento de los aborígenes de Gáldar en la zona noroeste de la isla.
En 1485 se traslada la diócesis desde El Rubicón hasta el Real de Las Palmas. La importancia de la ciudad crecería paulatinamente, constituyéndose el Obispado de Canarias, el primer Tribunal de la Santa Inquisición, la Real Audiencia de Canarias y la residencia de Capitanes Generales de Canarias. Aunque capitalidad tal y como se entendió en el siglo XIX no existió en el Archipiélago, dada la Residencia del Capitán General se puede considerar que fue capital de Canarias durante parte de los siglos XVI y XVII; después, aunque sin significado jurídico y real, continuó siendo considerada capital honorífica del Archipiélago Canario.[2]
Prueba de la importancia que fue adquiriendo la urbe es la escala que realizó Cristóbal Colón en agosto de 1492 para efectuar unas reparaciones en el timón de la nave Pinta, además de cambiar el velamen original de La Niña (las velas triangulares por unas cuadradas, hecho que la convirtió en la carabela más rápida de la expedición), antes de partir hacia La Gomera. Ésta fue la penúltima escala antes del descubrimiento de América.
Durante estos primeros siglos de vida, la ciudad se convirtió en un punto muy activo económicamente, debido sobre todo al comercio de la caña de azúcar. En el siglo XVII se produjo una recesión a causa del freno que sufrieron las exportaciones agrarias tanto a América como a Europa. Durante la época de esplendor se asistió a numerosos ataques piráticos, que se prolongaron en el tiempo hasta el siglo XVIII.
Los Ataques Piratas
Castillo de La Luz.Desde finales del siglo XV, la ciudad se hallaba defendida sólo por una fortaleza, enclavada en las montañas de la península de La Isleta. Este fortín, a cinco kilómetros de la urbe, en las inmediaciones de donde hoy se levanta el Castillo de la Luz, era el más próximo para asistirla en caso de ataque. Tal precariedad defensiva se mantuvo hasta los últimos decenios del siglo XVI, cuando ya se había hecho notar la amenaza de corsarios y flotillas extranjeras. Desde entonces se empieza a dotar a la ciudad de un sistema de fortificaciones más apropiado. Así, se levantaron pequeños baluartes en el litoral, de los que ha llegado hasta nuestros días el Torreón de San Pedro Mártir, conocido popularmente como Castillo de San Cristóbal, del año 1577. De esta misma época datan las murallas que cerraban la ciudad por sus flancos norte y sur, que vinieron a marcar los límites a su expansión urbana. Aún hoy se conservan algunos restos de ellas, justo en las cercanías del llamado Castillo de Mata, en proceso de restauración para convertirse en futuro museo de la ciudad.
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El tostón completo en este enlace
http://es.wikipedia.org/wiki/Las_Palmas_de_Gran_Canaria
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